Te contamos de primera mano cómo es la vida en un pueblo

Queremos contaros las experiencias vitales de gente que vivimos en Ansó, para que tengas una idea de lo que puede suponer la vida rural de montaña.

Vivir en un pueblo

 

La experiencia de vivir en un pueblo puede ser una experiencia tremendamente enriquecedora. Durante la adolescencia, un consejo que reciben muchos jóvenes es el de ir a vivir a otra ciudad, compartir un piso, pasar un año estudiando en el extranjero, etc.

Son experiencias que nos hacen crecer como personas y que nos ayudan a conocer nuevos horizontes que pueden ser transitorios (o no).

Vivir en un pueblo es otra de esas experiencias que deberíamos recomendar a todo el mundo. Especialmente a aquellos que dicen frases tan oídas como «Yo no podría».

Dedicar una etapa de nuestras vidas a reencontrarnos con un ritmo sosegado, en contacto con la naturaleza y con nuestros orígenes pueden ser el salto inesperado que necesitaba tu carrera, el bálsamo del una vida con muchas revoluciones o el retiro que te ofrece adrenalina en las cumbres y paz en las casas.

Vivir en un pueblo es, entre muchas cosas, conocer a tus vecinos. Es deporte sin humos ni contaminaciones. Es recibir las estaciones con todos los sentidos. Es hacer leña. Comer un tomate con sabor a tomate. Es caminar con cuerpo y alma. Es folklore y cultura.

En definitiva es, calidad de vida. Todos podríamos, aunque tal vez no todos los momentos sean el momento de vivir en un pueblo. Si algo en algo dista de las experiencias de la adolescencia que antes mencionábamos es que esta espera y no caduca. Ven a vivir a un pueblo.